Green Fantasy
GREEN.
21 de julio de 2010
Cada sensación, y todas ellas.
1 de junio de 2010
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Árboles y más árboles. Esto es todo lo que veía a mi paso, corriendo por el bosque, intentando sacar de mi cabeza la imagen que había visto momentos atrás. Tropecé un par de veces, creo que me hice sangre en la rodilla y las palmas de las manos, pero poco importaba. Al cabo de cinco minutos encontré la carretera que me llevaba de camino a casa. “Farrutown, Oeste” decía un cartel medio verde y poco visible. Sin darme cuenta habia llegado a casa.
- ¿¿¡Mamá!?? ¡¡¡Mamá!!! ¡KAREN! – Vale, estaba un poco histérica, lo reconozco.
- Nena, ¿Qué quieres?¡Pero que te ha pasado??!!
- Mamá, el bosque, el chico ,la sangre.. él se cayó y…
De nuevo la misma pesadilla que siempre se repetía, monótona y aterradora. Pero, esta vez había algo diferente…
Desperté.
Abrí los ojos, lentamente, la luz me cegaba. Logré divisar a Karen en el fondo de aquella habitación blanca, no recordaba haber estado allí nunca. Oía un pitido de fondo, ¿Por qué demonios no lo apagaban ya? Me incorporé ligeramente, y noté un breve pero intenso dolor en la parte trasera de la cabeza.
- ¡Ay!
- ¡Cariño! Dios mío, por fin estás bien… Voy a avisar a la enfermera, vaya susto me has dado eh?
Vaya. Se fue sin darme tiempo a abrir la boca. Miré a mi alrededor… Sábanas blancas, un sillón en la esquina, cortinas blancas y verdes… reconocí lo que podía ser una habitación de hospital. Pero, no recordaba haber tenido ningún accidente ni nada por el estilo. No me dio tiempo a pensar más, mi madre entró por la puerta con una enfermera.
- Vaya vaya. – Dijo la enfermera. - ¿Cómo te encuentras, cielo?
- Emm.. bien, creo.
- Está bien. Ahora vengo, os dejo un rato a solas.
Se fue. Miré a mi madre, preguntándole con los ojos lo que ella ya sabía.
- ¿No recuerdas lo que pasó?
- ¡Pues no ves que no! – Dije, ya cansada de tonterías.
- Llegaste hecha polvo a casa, dijiste algo sobre el bosque y te desmayaste, dándote un golpe en la cabeza al caer. Siempre he pensado que eras algo pato…
Mierda. Mierda, y mierda. Había olvidado lo de aquel chico… El simple recuerdo me atormentó de golpe, como si yo tuviera la culpa de todo. Y encima esa pesadilla de siempre, esta vez algo diferente…
- Esto… mamá, en el bosque…
Me interrumpió sin darme tiempo a terminar.
- ¡¡¿¿EL BOSQUE??!! ¡No me digas que has estado en el bosque! ¿¿Tienes idea de lo que ha pasado allí?? Dios mío… Debí haberlo sabido…
- ¿Qué ha pasado? - Una punzada de terror se apoderó de mí, me esperaba lo peor.
- Han encontrado a Tony, un chico de tu instituto, lleno de sangre y heridas… No pudieron hacer nada por él.
19 de mayo de 2010
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Se aceptan sugerencias para el título.
Bueno, esperamos que os guste.
V.
Los grandes escalofríos se apoderaban de mi, estaba temblando, a pesar de no tener frío, siempre me repetía lo mismo, solo es un sueño..Solo un sueño, pero en ocasiones era tan real.. que ni yo misma lograba creérmelo, me desperté con el ruido de la autovía. Mientras me disponía a bajar del coche una gran bocanada de aire me apartó los mechones de pelo de la cara, ya estaba allí, mi relativamente "nueva" vida estaba delante de mí.
Me había mudado junto con mi madre soltera, a este viejo pueblo, por cuestiones del trabajo de ella, siempre me atosigaba con lo mismo, que me encantará , que era un lugar perfecto, tranquilo..
Llegué a la vieja casa, donde mi madre se había criado, probablemente pensara que lo mejor para mí, fuera criarme en este lugar, aunque yo estaba totalmente en desacuerdo.
Desempaqueté ropa, limpié muebles, tiré los trastos, ayudé a ordenar la casa y por último me instalé en mi habitación, era pequeña, y tenía una gran ventana con vistas no muy buenas, la granja de los vecinos.
Me tumbé en mi cama, y encendí el reproductor de música. Lo que más me preocupaba en ese momento, era lo más común en mi situación, tenía mucho miedo de no encajar, nunca me ha preocupado lo que pensaran de mi los demás, pero esta vez, algo me decía que quería empezar con buen pie. Y así iba a suceder.
Me desperté a las seis de la mañana debido al alboroto de Susana, nuestra nueva vecina, que venía a visitar a Karen(mi madre), y al parecer no conocía la existencia del timbre, ya que sus gritos retumbaban en cada una de las paredes de la casa,
Bajé a la cocina, justo después de colocarme los primeros vaqueros que encontré y una blusa azul a cuadros.
En la cocina estaban mi madre y Susana con la que intercambié unas pocas palabras mientras desayunaba.
Oí que hablaban de desapariciones de niños en el pueblo, pero no le di demasiada importancia al asunto y fui corriendo a por mí mochila.
Esa mañana Karen me llevaría en la furgoneta , al pequeño instituto de Farrutown.
Era totalmente distinto a como me lo imaginé, luminoso y extravagante.
Lo único que deseaba en esos momentos era no ser el centro de atención, como pasa en las típicas películas de adolescentes americanas.
Llegué al aula, demasiado nerviosa, sin tener motivos para estarlo, ya que nadie había notado mi presencia, pero eso de los nervios, era una reacción tan automática, decidí distraerme observando a mis nuevos compañeros.
Chicos y chicas de todo tipo, pero ninguno pareció prestarme la mínima atención.
La profesora de estatura media se veía desordenada y muy despistada pero sin dejar de lado su simpatía, me presentó a mis nuevos compañeros.
Debido al poco número de alumnos hubo una presentación en toda regla, aunque nada más acabar no me acordaba ni de la mitad de ellos.
Me sentaron al final, las clases se me pasaron rápidas, en los intercambios de aula algún que otro compañero se me acercaba a preguntarme cosas sobre la mudanza, la ciudad, gustos de música, hobbies..
Me cansé de aquellas monótonas preguntas, y para evitar a los curiosos me puse a leer.
Regresé caminando a casa, quería ver el paisaje del pueblo, un lugar verde con bosques frondosos y llenos de vida, posiblemente lo que más me guste de este lugar.
Seguí una enorme hilera de árboles y decidí recostarme al pie de un enorme árbol de tronco robusto.
Encendí el reproductor de música y deje que pasara el tiempo.
Me había quedado dormida y había anochecido, al despertarme visualicé una extraña sombra a pocos metros de mi.
Intente quedarme quieta, para que ese extraño ser no consiguiera verme.
Cuando se acercaba más a mí, el miedo se apoderaba de mi cuerpo, no sabía qué hacer, ni que haría cuando esa extraña criatura estuviera a mi lado.
Mi cabeza estaba inundada de aquellos pensamientos de huida, y no me percaté de que ese extraño ser estaba justo delante de mí, me temía lo peor.
Pero cuando logré verlo con claridad, descubrí que era un chico de unos dieciséis años, con la ropa llena de sangre y rota.
Recordé aquel rostro, esta misma mañana lo había visto, la profesora me lo presento, pero no recordaba su nombre.
Me levanté de un salto dispuesta a interrogarlo, sin esperar respuesta alguna, pero el chico se derrumbó, cayendo de una manera muy torpe al suelo.
Corrí al pueblo a pedir ayuda.
To be continued.
11 de mayo de 2010
Promesas sin cimientos.
7 de mayo de 2010
29 de abril de 2010
Vicios.
Es muy fácil soñar, ¿no? También es muy fácil que ese sueño se convierta en una pesadilla capaz de perseguirte, sin importar adónde vayas ni con quién, sin importar las agujas de reloj, los días, semanas, meses, años. Con una facilidad impresionante, esa persona a la que antes eras adicta de manera saludable, se vuelve la peor de las drogas. Sabes que te hace daño, que quiere destruirte, pero aún así y con todo, no puedes vivir sin ella. Antes de que te des cuenta, se ha vuelto tu heroína. Es un vicio, un vicio cada vez más grande. Cuando al fin lo entiendes, es demasiado tarde para huir, solo puedes enfrentarte a él. Decides dejarlo de todas las maneras posibles y es entonces cuando te das cuenta de que vives atada a él. Forma parte de ti. Necesitarás tiempo para dejarlo, pero siempre quedará algo. Y cuando lo logres, ese “algo” te consumirá lentamente.
Retrocede.
Es tarde.
¿Cómo lo haces? Eres mi heroína.
Ann.
15 de abril de 2010
Adiós.
Una molesta herida, que aprendí a soportar día a día. Te odié.
Deseé no haberte conocido jamás.Pero ahora, incluso me alegra haberme cruzado contigo en mi camino,aprendí a ser fuerte . Ahora, después de tanto sufrimiento, tan solo me queda tu amargo recuerdo, que olvidaré con el tiempo.
Sé que volverás, y en el caso de que lo hagas, seré fuerte, lucharé contra ti, tendré la esperanza de saber que algún día te volverás a ir igual que regresaste. Hasta entonces continuaré viviendo, e intentando ser feliz, que es de lo que más ganas tengo.
Solo te diré una última cosa..ADIÓS DOLOR.
V.